Su semana comenzó en los barrios céntricos de Manizales, donde se dedicó a explorar cada cuadra, jugando ajedrez con los residentes, resolviendo crucigramas y disfrutando de un café en los negocios locales. Con cada encuentro, el objetivo de Henry era claro: conocer y escuchar a su gente.
Las noches fueron una continua extensión de su labor comunitaria, llenas de encuentros en las diferentes comunas de la ciudad, en donde a calor de un café o una empanadita, conversó de manera amena con los cientos de habitantes que se congregaban.
Sin embargo, su compromiso no se limitó a Manizales. Henry también extendió su alcance a las comunidades de Chinchiná y Villamaría, donde se reunió con líderes locales y visitó establecimientos comerciales. Estas visitas fueron una oportunidad valiosa para conocer nuevas perspectivas y voces de la región.
El sábado, estuvo en Chipre, y dedicó el domingo a una caminata por el sector de Gallinazo en Villamaría. Este evento contó con la presencia de seguidores, amigos, familiares, y simbolizó un final apropiado para una semana de conexiones significativas y compromiso con la comunidad.
