El programa Mi Escritorio ILC es una iniciativa pionera que ha logrado combinar la sostenibilidad con la educación. A través de la utilización de materiales reciclados, la Industria Licorera de Caldas (ILC) ha desarrollado un proyecto que no solo provee mobiliario escolar para niños en situación de vulnerabilidad, sino que también impulsa un cambio cultural en términos de conciencia ambiental y reciclaje.
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Un modelo de economía circular en acción
En una era donde los recursos naturales están en constante presión, Mi Escritorio ILC surge como un modelo innovador de economía circular. Este programa ha logrado reciclar 4,8 toneladas de envases Tetra Pak y 480 kilogramos de plásticos provenientes de shots utilizados en la fabricación de productos de la ILC. Estos materiales, que de otro modo habrían terminado en vertederos o incinerados, fueron transformados en 270 kits de escritorios y sillas, brindando a 810 niños de Caldas una mejor infraestructura educativa.
Esta iniciativa no solo evita la extracción innecesaria de nuevos recursos naturales, sino que también contribuye a la reducción de la huella de carbono de la ILC, estimada en 1.849 kilogramos de CO2. Esto, a su vez, alinea a la empresa con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), específicamente aquellos relacionados con la educación de calidad, la producción y el consumo responsable, y la acción por el clima.
Impacto en la educación y la sostenibilidad
La entrega de mobiliario escolar, sin embargo, es solo una parte del impacto que genera este programa. Además de proporcionar escritorios y sillas nuevas a las escuelas más necesitadas del departamento de Caldas, Mi Escritorio ILC lleva consigo un mensaje educativo sobre sostenibilidad. Los niños que reciben este mobiliario también participan en actividades lúdicas que los enseñan sobre la adecuada disposición de residuos y el potencial de reciclaje para crear nuevos productos útiles.
Este esfuerzo va más allá de simplemente ofrecer materiales reciclados; se trata de generar un cambio cultural en las comunidades locales, inculcando en los estudiantes una mentalidad de responsabilidad ambiental desde una edad temprana. Las actividades educativas que acompañan la entrega del mobiliario buscan generar conciencia sobre el reciclaje, la recuperación y la reutilización de materiales.
Colaboración con recicladores y cooperativas
Uno de los aspectos más destacados del programa Mi Escritorio ILC es su impacto social. A través de la colaboración con la empresa Proplanet, que se encarga de transformar los residuos en mobiliario educativo de alta calidad, se involucra a más de 10.000 familias de recicladores que recolectan el material para 60 cooperativas en todo el país. Este tipo de alianzas refuerza la economía circular en Colombia y brinda oportunidades de empleo y sustento para miles de familias que dependen de la actividad del reciclaje.
El gerente de la ILC, Diego Angelillis Quiceno, subrayó la importancia de este programa, afirmando que “el impacto de esta iniciativa también es social, ya que son cerca de 10.000 familias de recicladores que llevan el material a 60 cooperativas de reciclaje en el país». Así, Mi Escritorio ILC no solo mejora las condiciones educativas, sino que también crea un impacto positivo en la vida de los recicladores y sus familias.
Un futuro más sostenible para todos
En definitiva, Mi Escritorio ILC es una prueba tangible de cómo las empresas pueden liderar el camino hacia un futuro más sostenible, incorporando la economía circular en su modelo de negocio y generando beneficios tanto para la comunidad como para el medio ambiente. Este tipo de iniciativas no solo mejoran las condiciones de vida y educación de los más necesitados, sino que también generan conciencia sobre la importancia de la responsabilidad ambiental.
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