Marruecos fue sacudido por un devastador terremoto de magnitud 6.8 en la noche del 8 de septiembre, dejando una estela de destrucción en su camino. El epicentro de este sismo se localizó en la localidad de Ighil, a unos 80 kilómetros al suroeste de Marrakech, con profundidad de 8 kilómetros. El impacto de este evento telúrico se sintió en todo el país y más allá de sus fronteras.
Hasta el momento, los medios oficiales han confirmado un aumento alarmante en el número de víctimas, con un total de 1.187 muertos y 1.204 heridos reportados. Las imágenes que emergen de las zonas afectadas son desgarradoras, con edificios colapsados, calles llenas de escombros y comunidades enteras sumidas en la desesperación.
El Ministerio del Interior de Marruecos ha instado a la población a mantener la calma y evitar el pánico en medio de esta tragedia. Rashid Al-Khalfi, secretario General de Asuntos Internos de la cartera, hizo un llamado a la unidad y afirmó que el gobierno activo todos los recursos disponibles.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) señaló que este terremoto es el más fuerte que ha afectado la región en más de 120 años.
El foco sísmico, situado a 18.5 kilómetros de profundidad, y el epicentro a 56.2 kilómetros al este de Oukaïmedene, en la región de Marrakesh-Safi, y a 48.4 kilómetros al noreste de Marrakech.
El USGS advirtió que es probable que se produzcan daños importantes y que el desastre sea potencialmente generalizado, dado que muchas personas en la zona residen en estructuras altamente vulnerables a los terremotos. A pesar de que los terremotos de esta magnitud son poco comunes en la región, no son inesperados.
Atención de la emergencia en Marruecos
Las autoridades locales y los equipos de rescate están movilizándose para brindar ayuda a las víctimas y evaluar los daños. La comunidad internacional también ha expresado su solidaridad con Marruecos en este momento de crisis, ofreciendo asistencia y apoyo en las labores de recuperación y reconstrucción.
